El país sufrió 24 millones de ataques cibernéticos en 2017

SANTO DOMINGO. Hasta julio del pasado año, la República Dominicana recibió alrededor de 24 millones de ataques cibernéticos.
Los sectores de salud, específicamente en lo que tiene que ver con récord o registros médicos, el financiero, con las tarjetas de crédito, y el sistema educativo, con las universidades a la cabeza, son los más vulnerables a los ciberataques en el mundo digital, lo que conlleva a pérdidas de datos y de dinero.
La razón es que se monetizan, así en los Estados Unidos, un récord médico de un paciente tiene un valor de US$408.
En el sector educativo el costo global promedio de un registro educativo es de US$246, mientras los financieros valen US$300.
Layard Terrero, representante en el país de la empresa multinacional de Estados Unidos Fortinet, que se dedica al desarrollo y la comercialización de software, dispositivos y servicios de ciberseguridad, como firewalls, antivirus, prevención de intrusiones y seguridad en dispositivos de usuario, explica que esos valores monetarios guardan relación por el nivel de marketing y de prestigio de la entidad atacada.
Puso como ejemplo que si se revelan informaciones médicas de un paciente o el récord de notas de un estudiante, la institución responsable puede pagar grandes sumas al afectado, por poner en riesgo la confidencialidad de sus clientes y por eso prefieren pagar a los delincuentes cibernéticos las sumas señaladas.
Los colegios privados y las universidades se han convertido en objetivos de alto valor para los ciberdelincuentes, por el tipo de datos que almacenan.
“Desde el 2005, las instituciones de educación superior han sido víctimas de 539 intrusiones conocidas que dieron como resultado unos 13 millones de registros comprometidos”, comentó Terrero, quien aclara que son datos de los Estados Unidos.
Las universidades no solo guardan datos sobre estudiantes, sino que a menudo incluyen informaciones de salud, finanzas, como también de las investigaciones originales que realizan en sus laboratorios u otras instalaciones, y corren el riesgo de ser blanco de los ciberdelincuentes, debido a esa propiedad intelectual.